Durante mis últimos años de carrera estuve haciendo fotografías de retrato y moda, hasta que un día decidí compartir mi vida con mi primer y especial compañero perruno, Draco. Me cambió la vida por completo, empecé a dedicarle todo mi tiempo y, por supuesto, a hacerle un montón de fotos para el recuerdo.

 “¿Y si junto mis dos grandes pasiones? La fotografía y los perros; me pregunté una vez”. Y así fue.

Es muy difícil explicar el vínculo tan grande que construimos con nuestras mascotas y seguramente no haya palabras para describirlo porque se trata de un sentimiento. En cambio, es realmente impactante la gran carga emocional que pueden llegar a tener las fotografías y cómo podemos conectar con experiencias y emociones a través de ellas.

Y a día de hoy aquí estoy, dedicándome a la fotografía animal. “Cuando haces lo que te gusta, deja de ser un trabajo”